Los Efectos Secundarios de hacer un Camino de Santiago


El camino de Santiago es una experiencia muy intensa que cautiva a decenas de miles de personas cada año… y aunque no se hable mucho al respecto, tiene consecuencias tanto físicas y psicológicas que afectan al peregrino en el corto, mediano y largo plazo…

Aclaración

Hacer el camino puede tener efectos en la salud y en el animo; algunos de estos efectos son serios y otros son graciosos…

Por supuesto que cada personas es un mundo y estos efectos que voy a contar hoy están basados en mi experiencia personal; así como en la de gente que conocí en múltiples caminos y puede ser que tu experiencia personal sea diferente…

Y sobre los efectos, una última cosa antes de comenzar la intensidad de los efectos secundarios está directamente relacionada con la forma de hacer en camino.

Los efectos se vuelven mucho más notables en caminos largos y con mochila mientras en caminos cortos y sin mochila puede ser menos evidentes o no visibles…

1. Mejora en la autoestima (sobre todo, después de acabar tu primer camino)

Te has propuesto hacer una cosa muy difícil y la has completado.

Has caminado con calor, frio, de noche, de dia, con neblina y con lluvia, con cansancio y dolores, con sed y hambre.
Has cargado con tu mochila durante muchas horas al día y muchos kilómetros…
Has salido de tu zona de confort y has alcanzado y superado tus limites varios días.
Y, por sobre todo, has sido el protagonista de una historia de película (y no un espectador pasivo)

Después de completar semejante experiencia es absolutamente normal que sientas que eres capaz de hacer más cosas de las que creías posible y que tu autoestima esté mejor que nunca…

2. Mejora en la condición física

La rutina del camino implica caminar entre 20km y 30km al dia,
lo que se puede traducir entre 5 a 8 hs de ejercicio aeróbico cada día, todos los días…

Esto es muchísimo más ejercicio del que hace la gran mayoría de la gente en su rutina diaria y puede resultar bastante doloroso en los comienzos mientras el cuerpo se adapta a la nueva rutina…

Por esta razón se recomienda entrenar antes de hacer un camino…
para reducir los dolores y los días de sufrimiento …

Todo ese ejercicio se puede traducir una mejora de la condición física que incluye ganancia de masa muscular y en reducción de tejido graso, tonificando todo el cuerpo y en muchos casos adelgazando…

Esta mejora se puede intensificar cuidando un poco la dieta (lo que en el camino no es nada fácil) y haciendo ayunos intermitentes…

3. Horarios de sueño cambiados (Y una mejor calidad de sueño, en algunos casos)

La rutina del camino fuerza a despertarse temprano e irse a dormir temprano, para aprovechar al máximo las horas de luz…

El sincronizar las horas de sueño con la noche ayuda a muchas personas a dormir mejor, a pesar que las condiciones de privacidad y silencio en los albergues no sean las optimas…

También un sueño más profundo puede atribuirse al cansancio generado por caminar tantas horas…

El dormir mejor contribuye al que es el efecto secundario nro 4…

4. Mejor humor

En el camino es posible desconectarse de las presiones de la vida cotidiana y relajarse y es bastante normal hacer catarsis hablando
de tu vida con completos extraños.

Además se tiene más contacto con la naturaleza y se disfruta del aire fresco…

Todo esto contribuye a estar más relajados y de mejor humor…

5. Volverse minimalista (o aprecio a vivir con menos cosas…)

El camino nos enseña que podemos vivir una experiencia intensa y satisfactoria, con unas pocas pertenencias, que caben en una mochila, y que al fin y al cabo no se necesitan tantas cosas…

Este aprendizaje se traslada luego a la vida cotidiana y muchos peregrinos se vuelven minimalista luego de hacer el camino…

6. Desear una vida más sencilla…

En nuestra vida cotidiana, nos pasamos el dia preocupados y planificando un futuro incierto o bien reflexionando y arrepintiéndonos por errores del pasado.

El día a día en el camino es mucho mas sencillo y te fuerza a vivir en el presente, donde las preocupaciones más inmediatas…

  • A que hora despertarse…
  • Hasta donde caminar…
  • Cuanta agua cargar…
  • Donde vas a dormir…
  • Donde y que vas a comer…
  • Si vas a poder lavar la ropa…
  • Si otros peregrinos están bien…
    etc…

al mismo tiempo que resulta una experiencia fisicamente demandante, lo cual es una vida más parecida a la que llevaban nuestros antepasados nómades.

7. Aburrirse aún más con la rutina.

Existe la teoría que nuestra percepción del paso del tiempo
está directamente relacionada la cantidad de nueva información que recibimos.

En ese aspecto, el camino es una experiencia de lo más intensa que puede haber, ya que estamos constantemente en contacto con nuevos sitios, con nuevas personas y nueva información todo el tiempo.

Esto resulta una dilatación del tiempo: la sensación de que ha pasado mucho más tiempo de lo que realmente paso fisicamente…

Por eso, cuando uno vuelve a su rutina diaria, el mundo parece muy aburrido…

La vida rutinaria te expone a muy poca nueva información, poca nuevas personas y pocas nuevas experiencias…

Por eso es importante darse un tiempo al finalizar el camino para descomprimir y rehabituarse a la vida cotidiana…

8. Tener muchísimas ganas de hacer otro camino

Según el guru Tony Robbins, el ser humano tiene 6 necesidades emocionales: Significacia, Consistencia, Incertidumbre, Conexión, Crecimiento y Contribución

Robbins dice que cualquier experiencia que satisfaga al menos 3 de las 6 puede volverse adictiva, y que mientras más satisfaga, más adictiva se vuelva…

El camino satisface todas esas necesidades emocionales como pocas experiencias en la vida.

Esto ayuda a explicar un montón la popularidad del camino. Muchas de las decenas de miles de personas que lo hacen cada año lo están repitiendo.

Y para finalizar, probablemente el último efecto secundario sea más gracioso y el más curioso.

9. Reacción emocional al ver una flecha amarilla

Lo cual es completamente lógico…

Cualquiera que haya hecho un camino largo ha sufrido un entrenamiento pavloviano, de asociar a la flecha amarilla con el alivio de ir por el camino correcto.

Una vez fuera del camino, encontrarse con una flecha amarilla
puede resultar en un abanico de emociones, entre las que se incluye…

  • sorpresa (“en serio hay camino?”, “el camino pasa por aquí?” ,”como es que pasa y no me enteré?”)
  • nostalgia (“ohhhh, extraño el camino!”, “quiero volver al camino!”, “hay que volver al camino!”).
  • el llamado a la aventura (no es raro tener unas ganas locas de seguir las flechas para ver a donde van)

Y también es posible sentir brevemente alivio y desconcierto…