Existe la equivocada costumbre de llamar “peregrino” a “toda persona que hace el camino de Santiago”, mientras que el termino “peregrino” deberia utilizarse para la persona que comporta con respeto al Camino y a sus tradiciones, a los sitios por donde pasa, al medio ambiente, a las habitantes de las poblaciones y a los otros peregrinos.
De la misma forma, existe la equivocada costumbre de referirse a cualquier persona encargada de un albergue con el titulo de “hospitalero”, un término que solo deberia utilizarse EXCLUSIVAMENTE para aquellas personas que ofrecen lo dicho en el nombre: “hospitalidad”.
En este artículo vamos a analizar los perfiles de las diferentes personas encargadas de administrar un albergue, sus intereses y fines, para poder ajustar nuestras expectativas de forma acorde.
Los diferentes tipos de albergues del Camino de Santiago y sus administradores
Primero empecemos definiendo los tipos de albergue y sus correspondientes administradores.
- El primero es el alojamiento privado, cuyo encargado puede ser el propio dueño o bien un empleado.
El proposito del dueño es hacer dinero y para ello intenta proveer un buen servicio.
En el caso del dueño, su comportamiento estará orientado a maximizar la rentabilidad, mientras que en el caso del empleado, intentará minimizar su trabajo, sin que sufra la calidad del servicio.
Este tipo de albergue es altamente sensible a las criticas, sobre todo en Internet, ya que una mala fama se traduce en menos dinero.
Los objetivos están alineados con los de los peregrinos por miedo a daño en la reputación.
- El segundo es el alojamiento municipal o estatal, cuyo precio suele ser el más barato de las opciones disponibles y cuyo encargado es un funcionario.
El proposito del funcionario, como el empleado del albergue privado, es cumplir con las tareas y reglas de su trabajo mientras se hace el menor esfuerzo posible.
Destacan 2 caracteristicas:
Son totalmente insensibles a las críticas menores, ya que su trabajo no suele estar en juego.
Son mayormente carentes de empatía; casi ninguno hizo un camino, y rara vez tienen un verdadero interés en la experiencia.
Pueden tener conocimiento del área, producto de vivir en la zona, pero no de la ruta…
Si bien las responsabilidades del funcionario pueden variar enormemente, existen 2 detalles particularmente importantes: si están permanentemente en el albergue y si tienen que limpiar.
Estos 2 detalles ayudan a crear los principales perfiles de funcionario:
El “funcionario fugaz”, tambien conocido como ‘llegar-cobrar-e-irse’, se limita a hacer el checkin del peregrino, cobrar la tasa correspondiente y en algunos casos explicar un poco el uso de las instalaciones. En estos casos las tareas de la limpieza y mantenimiento de las instalaciones están tercerizadas. Estos funcionarios están más bien relajados respecto al uso de las instalaciones.
El “funcionario permanente” se encuentra presente en el albergue durante todo el horario de recepción y aquellos que estan encargados de las tareas de la limpieza y mantenimiento de las instalaciones, se nota en su comportamiento.
Son más detallistas a la hora de explicar las reglas del albergue y más estrictos respecto a su uso. Por interés propio, suelen limitar, lo más posible, el acceso a las áreas públicas del albergue, como son otras habitaciones y baños, lo cual tiene sentido; mientras más áreas abran, más tienen que limpiar al día siguiente.
En el caso que exista un conflicto entre las necesidades del peregrino y su propia conveniencia, van a elegir la gran mayoría de veces la segunda.
Por poner un ejemplo: imaginense que llega al albergue una persona mayor, a las 8 de la noche luego de un dia de calor extremo y se encuentran todas las literas de abajo ocupadas y el encargado tiene 2 opciones: que duerma en una litera de arriba o abrir otra habitación para que duerma cómodo. En este caso, está casi garantizado que dicha persona duerme en una litera de arriba.
En esta categoria entra la gran mayoria de los encargados de la Xunta de Galicia.
Sin disculpar su comportamiento, cabe decir que la situación no es exclusivamente culpa suya. Un funcionario me contó las condiciones en las que estaba contratado, o más subcontratado, a traves de una agencia de trabajo temporal.
- El tercero y último tipo es el albergue de acogida tradicional, que responden a asociaciones del camino y a parroquias, y cuyo encargado es el hospitalero, muchas veces voluntario.
Lo primero que diferencia al hospitalero de los otros 2 es la empatía; el hospitalero si hizo un camino de Santiago y si sabe las necesidades de los peregrinos.
El segundo aspecto es en el conocimiento de la ruta, donde hay gente que son verdaderas biblias del camino y de la experiencia en si. Igualmente puede que no sea el caso. Muchos hospitaleros voluntarios son asignados a albergues de Caminos que no han transitado. Esto nos sucedió mientras haciamos el camino de Madrid.
Tercero podriamos decir que su objetivo personal es ayudar genuinamente y poder interactuar con otros peregrinos. De hecho, un hospitalero lo definió como “hacer un camino (sin caminar)”.
Y por último es una actitud positiva. A diferencias de las otras categorias, ellos si quieren estar ahí, ayudando a los peregrinos. Es más, hasta son capaces de renunciar a parte de sus vacaciones para ir a un pueblito en el medio de la nada. Esta es la esencia del camino y los hospitaleros forman parte de esta magia.
Ahora bien, estas categorias no son TAN estrictas, sino más bien difusas.
Hemos conocido funcionarios superdedicados que se comportaban como hospitaleros.
Tambien existen dueños de albergues privados, que fueron peregrinos y son verdaderos hospitaleros, ofreciendo un servicio de acogida tradicional, ya sea a donativo o a precio muy accesible, como un albergue municipal/estatal.
Por otro lado, tambien existen albergues parroquiales que han sucumbido a las presiones economicas y se comportan como albergues privados (aceptando reservas, transporte de mochilas, etc) y que intentan maximizar las ganancias a toda costa.
Que esperar de cada uno?
Sobre que esperar de cada uno, es sencillo.
De los hospitaleros, empatia.
De los dueños, el servicio contratado.
y de los funcionarios, un servicio mínimo, de bajo costo, de calidad inconsistente, que va a depender de cada ayuntamiento/región.
Sabiendo que esperar, podemos definir como un “mal comportamiento” el no cumplimiento de dichas expectativas.
De esta forma, un “mal dueño” es alguien que no ofrece un servicio de la calidad pactada, por el cual se pagó.
Tambien podemos definir lo que es un “mal hospitalero” que es una persona que actua con falta de empatia y egoismo, lo cual es bastante raro, pero si ocurre.
Yo particularmente me he topado con 2 (y he conocido quizás entre 40-50) y ambos tenian esta misma falla: impusieron sus intereses personales por encima de las necesidades de los peregrinos, basicamente teniendo comportamiento muy similar y a veces idéntico al de los funcionarios y de los dueños.
Un mal funcionario es que no cumple siquiera con sus pocas funciones ni las mínimas normas de respeto interpersonal.
Planteado asi, el tratamiento recibido de muchos albergues estatales se vuelve muy claro, sobre todo en el caso de Galicia, que es donde es más evidente.
Existe un problema de percepción y de manejo de expectativas entre el publico peregrino, que piensa que por llegar al final del camino el espíritu deberia estar más vivo que nunca y la Xunta, que se comporta como un “mal dueño”, que intenta extraer el máximo beneficio de cada peregrino, a expensas de bajar la calidad del servicio.
Los peregrinos esperan ser atendidos por hospitaleros, alguien que se preocupe por sus necesidades y la Xunta ofrece funcionarios apáticos y mal pagos.
La gran diferencia entre un “mal dueño” y la Xunta, es que la Xunta sabe que cuenta con un monopolio y ese monopolio se llama “Santiago”. Y que mientras la gente quiera seguir llegando a Santiago, la Xunta no va a tener motivos para mejorar su servicio.
Que hacer al respecto?
Sobre que hacer al respecto, en los 3 casos, la respuesta es la misma y consiste de 2 tareas:
la primera es plasmar las malas experiencias para prevenir a otros peregrinos y dejar que las leyes del mercado corrijan los malos comportamientos… o se cambian de actitud o desaparecen.
En los casos de malos albergues estatales, es cuestión de buscar alternativas, desde buscar otros alojamientos a replanificar las etapas para evitar pernoctar en dichos sitios. Cabe destacar la segunda es la mejor opcion ya que causa una penalización a la economía del sitio.
Y en caso de Galicia, que es un problema más general, existe una única solución, impensable para mucha gente y consiste en no visitar la región.
Son cada vez más los peregrinos que deciden hacer los caminos minoritarios, lejos del final, que es donde el camino se vive de forma más pura.
Conclusión
En resumen podemos concluir que el utilizar el término “hospitalero” de forma indiscriminada devalua el trabajo de los verdaderos hospitaleros, que en su gran mayoría hacen un trabajo excelente, digno de muchísimo respeto y eleva desmerecidamente el estatus de funcionarios apáticos y dueños inescrupulosos.