El “impuesto peregrino”, un problema en crecimiento del Camino de Santiago.


La queja más común que notamos entre los peregrinos, aún más común que el maltrato en los albergues de la Xunta, es la existencia de “sobreprecios y sobrecargos” en todas las secciones del Camino, sin importar si era un sitio rico o pobre o si el peregrino es español o extranjero.
Este “impuesto peregrino” es un problema creciente, que afecta a todas las regiones, no solo a Galicia, donde se vuelve más evidente.
En este artículo vamos a intentar definir el concepto con precision, las condiciones donde puede suceder, y como luchar en contra.

Qué es el “impuesto peregrino”?

El “impuesto peregrino” es un sobrecargo o dinero extra por un producto o servicio que no te cobrarían si fueras de la misma población.
Puede ser que evidente, como sucede cuando no hay un listado de precios publicado o esté disfrazado en una categoría no evidente, por ejemplo, en un producto que solo vaya a consumir un peregrino y no un local.

Ejemplos donde lo notamos personalmente:

  • Bebida fría
  • Comida de microondas
  • Pase diario a alguna actividad (ejemplo piscina)

o bien en un alto precio por unidad de algún producto que se venda en packs, como pueden ser los yogures, las latas de bebida, bananas, etc.

El Peregrino en la Antigüedad

El peregrino en la antigüedad sufría todo tipo de abusos, incluidos frecuentes robos, y que le cobraran de más era lo mínimo.

Por otro lado es probable que recibiera recomendaciones de donde dormir y donde comer, para poder evitarlas de forma efectiva.

Donde puede aparecer el “impuesto peregrino”?

Esto es probable que aparezca en poblaciones pequeñas donde faltan opciones o sea un monopolio o oligopolio, ejemplo, un solo bar, o una sola tienda en un rango de distancia importante, ya sea dentro de una población o bien en el medio de la nada.

Aun cumpliéndose esas condiciones, no es necesario que eso suceda…

Cómo luchar contra el “impuesto peregrino”?

Luego, a nuestro parecer, hay varios mecanismos para luchar contra el impuesto peregrino para que se reduzca y desaparezca.

La primera técnica es via acciones positivas, como “recomendar sitios donde se trata bien a los peregrinos”, lo que es bastante natural, tanto en persona, como en las redes sociales y sitios de viajes.

Hay restaurantes famosos entre los peregrinos como “Casa Manolo” en Santiago y “Casa Ezequiel” en Melide que eran recomendados hasta por las guías de las diferentes asociaciones de amigos del Camino.

La siguiente técnica es la misma, con el propósito opuesto, dejar comentarios en sitios de viajes y redes sociales de los abusos sufridos como para prevenir a los próximos peregrinos.

También hablar de estos destratos con los hospitaleros (dicho en sentido estricto, no dueños albergues privados ni funcionarios de albergues estatales). Muchos hospitaleros están en contacto con albergues de etapas anteriores y posteriores para notificarse de posibles peregrinos problemáticos y de este tipo de incidentes.

Nosotros hemos visitado varias decenas de albergues (con hospitaleros verdaderos) y solo en una oportunidad nos previnieron de un solo sitio. Esta práctica debería ser mucho más normal.

Al sentarse a consumir en un bar o restaurante, pide la carta siempre que exista, en caso que no exista, pregunta por el precio de cada item.
Si, sabemos que es molesto, pero es molesto para el comerciante también. Si lo hace todo el mundo, le va a salir más a cuenta tener una carta.

Evita pernoctar en lugares pequeños/aislados y con poca competencia.

Evita las tiendas pequeñas sin precios.

Si pagas en efectivo, controla el vuelto siempre.

Conclusión

Luchar con estas malas practicas no solo nos beneficia directamente a nosotros como individuos, sino también a toda la colectividad peregrina.